La osteoporosis es una enfermedad altamente prevalente en la sociedad y se caracteriza por la disminución en la densidad del hueso que tiende a tener mayor fragilidad del mismo. Los factores de riesgo clásicos para sufrir osteoporosis son la edad, el sexo femenino, el consumo crónico de corticoides, el tabaquismo, antecedentes de artritis reumatoide y el consumo de alcohol, entre otros.
En los últimos años, se ha demostrado que la enfermedad renal crónica es un factor de riesgo agregado para sufrir osteoporosis.
El hecho de padecer enfermedad renal crónica genera en el cuerpo un escenario que favorece la pérdida de la masa ósea. Además, la propia enfermedad renal se acompaña de trastornos en el metabolismo óseo mineral por alteración en la homeostasis de la glándula paratiroides, de la vitamina D, calcio y fósforo.
Un seguimiento nefrológico adecuado permite no solo controlar y tratar la enfermedad renal sino también prevenir sino realizar un diagnóstico precoz y un posterior tratamiento oportuno de las patologías asociadas a esta condición.